«En el Teatro del Oprimido no hay división entre quien habla y quien escucha, a diferencia del teatro o la política formal»

El Teatro del Oprimido es una tendencia teatral, creada por Augusto Boal, que reconoce la conciencia social y política de la gente y la transforma en teatro. Entrevistamos a su hijo, Julián Boal, que el pasado mes de febrero visitó Barcelona.

Como hijo de Augusto Boal, y siendo tú mismo profesional del Teatro del Oprimido, explícanos, ¿cuándo y cómo surge esta tendencia que tu padre acuñó como tal?

La izquierda latinoamericana llevaba diez años imaginando alternativas socialistas al sistema establecido, cuando [en la década de 1970] el contexto cambia por una eclosión de múltiples golpes de estado en toda América Latina. En ese momento, mi padre ya se había exiliado en Argentina, proveniente de Brasil. En 1976, estalla otro golpe de estado en Argentina, que provoca una enorme tensión en las calles, donde la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) sigue matando gente, también a los extranjeros que se encuentran en el país. Es en aquel momento de violencia que mi padre tiene una gran idea [sic] y escribe un libro llamado Teatro del Oprimido.

¿Qué quería explicar con este libro, escrito en ese contexto, y qué aspectos sociales aporta al teatro y a la política?

El proyecto teatral no pudo devenir experiencia por el golpe de estado. Así pues, en su libro, habla poco de Teatro del Oprimido (TdO) y, más bien, analiza la experiencia cercenada apuntando los puntos positivos y negativos, explicando que el teatro también puede ser del opresor, en contraposición al del oprimido.

El libro hace una crítica a la vanguardia del momento –tanto a los grupos de teatro como a los partidos políticos– que se dirigen al pueblo como valedores de «la verdad» y para «aconsejarlo». Propone otro modelo más horizontal, en el que el pueblo ya no es una masa que hay que moldear, sino que tiene una autonomía, una subjetividad propia que puede expresarse y ponerse en movimiento, con su propio teatro. Así se generan dinámicas propias que producen autocrítica y evolucionan. Como dice Paulo Freire, creador de la Pedagogía del Oprimido, «no hay que rellenar la cabeza del otro, hay que dejar que él mismo cree sus proyectos».

¿Augusto Boal hace, entonces, una crítica a las hipótesis de la izquierda?

Sin abandonar los principios marxistas descarta los «partidos de leninistas de vanguardia» que aspiran a tomar el poder, ya que piensa que no va a funcionar. El teatro latinoamericano siempre ha estado muy politizado, pero la izquierda es muy moralizante. Lo que hace mi padre con el TdO es alejarse de eso. Y respecto a los grupos de teatro, plantea otra óptica en la que deje de hacerse «teatro para» y se haga «teatro de». Es decir, el artista o el político ya no son los que aportan la idea salvadora al pueblo, sino que es éste quien crea sus propias representaciones, transformando no sólo su realidad sino también el modo de hablar. No hay división entre quien habla y quien escucha, como en el teatro o la política formal.

Las representaciones pasan de tener actores y espectadores, a tener «espect-actores», gente que una vez iniciada la historia teatral, tiene la posibilidad de subir a escena a proponer soluciones al problema que se ha planteado.

¿Cómo piensas que ha evolucionado el TdO a lo largo de los años y dónde te posicionas tú?

Quedarse parado pensando que ya hubo un genio que escribió algunos libros sobre el tema y que no hace falta evolucionar más es crear un dogma, es un formalismo. También sería estúpido renovar por renovar. Hay cosas no tan positivas en el TdO que hay que aprender a aceptar, ya que no todos nos reconocemos en los mismos principios a la hora de aplicar estos conocimientos.

En la actualidad, existe un gran mercado de profesionales que viven de ello, que se abren camino inventando nuevos talleres más sofisticados. La mayoría de las personas que hacen TdO son artistas o universitarios, colectivos que deben producir artículos y novedades. Pero, a veces, el teatro más posmoderno también puede ser el más moralista. No estoy en contra de estas experiencias, pero sí en contra de un experimentalismo de mercado. No creo en las prácticas que aceptan los conocimientos del TdO, pero niegan la existencia de un grupo social opresor y otro oprimido.

El TdO se ha extendido por todo el planeta desde su aparición, explícanos algunas experiencias que conozcas.

Hay experiencias muy potentes. En la India, en una región del tamaño y la población de Francia, en estado de revuelta, está el grupo Jana Sanskriti (1), creado por Sanjoy Ganguly. Ellos hacían activismo teatral convencional pero les faltaban elementos críticos, se iniciaron en el TdO cuando les llegó el libro de mi padre en fotocopias. Este grupo ha llegado a organizar a más de 20.000 campesinos, luchando con el TdO desde una radicalidad impresionante, tratando temas de género, derechos de los trabajadores y corrupción política. Este grupo se convirtió en movimiento, a través de una organización social muy amplia y respetada en toda la India.

En 2009, Estudantes por Empréstimo (2), un movimiento estudiantil portugués afectado por los préstamos que tenían que pedir para poder estudiar, junto con un joven diputado del parlamento, José Soeiro, realizaron un proyecto de Teatro Legislativo para proponer leyes. La idea consistía en ir a universidades y colegios de Portugal y debatir sobre la privatización progresiva de la educación. Con representaciones teatrales y un blog, se articuló una campaña que abordó otros temas como el control de las cuentas de los más ricos o las condiciones de los desempleados. Posteriormente se hizo a una asamblea legislativa, donde todas las proposiciones tenían un seguimiento constante a través del blog y eran metabolizadas en proyectos legislativos, con el apoyo y la garantía del diputado Soeiro, que el Bloco de Esquerda presentó en el parlamento.

En Río de Janeiro, mi padre tuvo un cargo de consejero municipal y logró articular grupos de Teatro Legislativo con las clases populares, para elaborar nuevas leyes que llegaron a incidir en la política de la región.

Otra experiencia interesante está en el Movimiento de los Sin Tierra (MST) de Brasil (3), un movimiento muy descentralizado por la falta de medios, que funciona de forma bastante autónoma. Es un poco difícil saber cuántos grupos de TdO hay en el MST, ya que a veces no son grupos, sino una actividad propia. Una vez vi una representación de teatro-foro en la que planteaban una situación en la que el terrateniente les amenazaba con echarles de la tierra que habían ocupado si no se marchaban en un día. A partir de ahí, la actividad se convierte en un ejercicio de democracia directa en el que la gente decide y participa en formato de representación teatral, empezando a comprometerse y aprender a organizarse en la lucha que les lleva a reivindicar unas tierras para poder vivir.

Aquí en Barcelona está el Forn de teatre Pa’Tothom (4) que, en mi opinión, es el mejor grupo de TdO de Europa –en el sentido de que es el más completo–, ya que es escuela, hace proyectos sociales, tiene un grupo de teatro, organiza festivales internacionales y, además, publica libros sobre las prácticas de TdO. Pa’Tothom es muchas cosas a la vez, con una dinámica muy potente que interrelaciona proyectos sociales con chavales del barrio con festivales internacionales que servirán para formar a personas que realizarán cursos para esos chavales del barrio.

De todas las experiencias que conoces de TdO, ¿de qué manera resumirías lo más relevante que da a entender este tipo de teatro?

El TdO sería como una inscripción en el presente de una posibilidad que nos permite ver una sociedad futura mejor. Sabemos que las realidades de una sociedad compuesta por diferentes grupos sociales pueden construirse, pero también pueden manipularse. De esta manera, mediante un diálogo colectivo que experimenta con los problemas para crear soluciones, se intenta que no haya más opresión. Si gracias al TdO puede descubrirse la potencialidad de solucionar los problemas de la humanidad de forma horizontal y sin opresión, también es posible que lo pueda hacer en el campo de la sociedad real.

1) www.janasanskriti.org
2) http://estudantesporemprestimo.wordpress.com/
3) www.mst.org.br
4) www.patothom.org

El Teatro del Oprimido es una tendencia teatral, creada por Augusto Boal, que reconoce la conciencia social y política de la gente y la transforma en teatro. Entrevistamos a su hijo, Julián Boal, que el pasado mes de febrero visitó Barcelona.