Demagogia por la vena

Mire usted, de tanto en tanto un vaivén de demagogia es normal. Esta vez le ha tocado a la sala de venopunción, pero no deje correr la envidia, ya será su turno, es cuestión de tiempo. Es lo que tiene el cargo político: tiene sus molestias. Andar apretando manos trapicheando acuerdos, haciendo juegos de cintura en la transparencia, ir ganando votos no son tareas nada agradecidas.cabecera-cuervoingenuo

Con tanta presión, no es sencillo mantener criterios de coherencia sobre la igualdad de derechos. Cabe priorizar y es normal dar rienda suelta al deseo de ganar unos votitos a cambio de ciertos daños colaterales. ¿Que además esos daños repercuten en una población estigmatizada, ya sean yonquis, mujeres, pobres o inmigrantes? Pues mi más sincero pésame, pero aún me lo pone más fácil para abogar por comprender la tentación de zigzaguear en las convicciones. O tal vez para relajar las apariencias y mantenerse en ellas. Vaya usted a saber.

En cualquier caso, son gajes del oficio. Del oficio de político pusilánime que es, desde hace unos tiempos, lo más hipster-in-tendencia de la marca Barcelona, en la moda de la pasarela de turistas que atraviesan nuestros barrios desde sus cruceros. Comprensión entonces, y un poco de paciencia por favor, no hay que sofocarse, que más tarde o más temprano también recortarán sus derechos.