masala és barreja d'espècies

Kase.O, si el círculo se cierra…

 

Cuesta hacer memoria, pero posiblemente no encontremos en la historia del rap en español un álbum que haya sido, a la vez, tan esperado durante tanto tiempo y que, una vez publicado, haya causado tanta variedad de reacciones. Y es que, el pasado 23 de septiembre, se hacía realidad la publicación de El círculo, el primer disco en solitario del rapero zaragozano Kase.O. A efectos contables, no se considera su disco con el proyecto Jazz Magnetism en 2011, un acercamiento al formato de rap con músicos, y que inicialmente era una propuesta musical que exprimir en los escenarios, y no en estudio.

Se dice pronto, pero la esperanza de escuchar un disco en solitario de Kase.O era ya patente justo después de la publicación de su maxi Mierda, allá por 1998. Pero aquello acabó siendo un rara avis en la trayectoria del MC, debido en gran medida a su implicación musical con sus compañeros de Violadores del Verso, con quienes encadenó sucesivamente discos y giras, que parecían no dejar hueco para otras aventuras más personales.

La publicación del disco de R de Rumba en 2004, abrió algunas puertas al posibilismo, pero el asunto se quedó más en un deseo del público que en una realidad tangible. Fue a partir de 2006, cuando Doble V se plantaron con su disco Vivir para contarlo y, tras editar el DVD en directo Presente, dejaron definitivamente de girar y anunciaron discos en solitario de los diferentes miembros del grupo: Maestro Sho-Hai publicó Doble vida en 2011, y Lírico hizo lo propio con Un antes y un después a finales de 2012, pero Kase.O andaba liado con Jazz Magnetism y, a su vez, decidía cambiar el cierzo de su ciudad natal por estancias en Barcelona y Colombia. Pero este autoexilio no resultó en absoluto estéril, sino que sirvió para que Javier Ibarra concentrase sus esfuerzos en dar forma a ese disco aparentemente imposible, y que una parte del público, la menos perseverante, ya daba por irrealizable.

Tiene que ser jodido para la creatividad recibir tanta presión, tener tantos ojos clavados en tu espalda, y que la gente no deje de preguntarse y de especular sobre cómo podría ser un disco de Kase.O solo. La creación artística conlleva determinados procesos mentales, y está influenciada por multitud de factores que acaban desembocando en una especie de «estado de ánimo creativo», pero llegar a ese punto es tremendamente complicado si no tomas distancias de presiones e influencias externas. Y quizá por eso, Javato Jones ha tardado lo que ha tardado para, tras un tortuoso camino, primero erosivo y después serpenteante y meandriforme, acabar desembocando en este disco titulado El círculo.

Pero el cambio de continente funciona, y la catálisis creativa empuja a las neuronas de Kase.O; tras la escucha de cientos, miles, de instrumentales, y después de una selección exhaustiva de textos, los temas van cogiendo forma. Primero, aparece en octubre de 2015 Previo, un aperitivo en forma de maxi con tres tracks y un remix, con la aparición estelar en el tema «Hardcore funk», del MC neoyorkino Parrish Smith, más conocido como PMD, la mitad del mítico duo EPMD, y uno de los referentes clave desde los comienzos en el rap de Kase.O. La edición en vinilo del maxi, contiene como premio las a cappellas de los tres nuevos temas. Y 11 meses después, en septiembre de 2016, aparece por fin El círculo.

Era iluso pensar que El círculo fuera a sonar como si se hubiera publicado en 1999, tras el maxi Mierda. El disco es hijo de 2016, y de un complejo proceso de incubación. Las vivencias, experiencias y el devenir vital de su creador, ahí plasmados, hacen que El círculo no admita un consumo rápido: no se puede deglutir sin masticar, tiene huesos y cartílagos rodeados de rimas rugosas, afiladas, ocurrentes y a veces festivas, pero también hay introspección, notas autobiográficas y bilis. Igual que en la portada, Kase.O se desnuda en las canciones, haciendo un ejercicio de sinceridad y honestidad hacia el oyente, que en ocasiones puede poner los pelos de punta. Hay a quien se le ha atascado el disco, esperando en vano un surtido de rap de «competi» y vacile, y se ha encontrado con un disco adulto, que no oculta sino que presume de las cicatrices de su difícil y larga gestación.

Mención aparte merece el apartado musical. La impronta en el disco de las ya consolidadas escenas de hip hop del continente latinoamericano ha sido una grata sorpresa. Hay beatmakers españoles entre los 17 temas del disco, como R de Rumba, Juez One, Big Ozone o Xtragos; pero también tenemos a Crudo means Raw (Colombia), con quien Kase.O firma algunos beats a medias, bajo la denominación Los Patrones; Teórico (Perú); o el también colombiano Gambeta aka El Arkeólogo, miembro del grupo AlcolirykoZ. También hay un reconocimiento a la figura del productor zaragozano Cash Flow (fallecido en 2011, en plena trayectoria musical ascendente), al incluir uno de sus beats para el tema «Esto no para», uno de los misiles balísticos del disco, que va acompañado por una letra de lo más apropiada para ir a quemar el Congreso y el Senado con sus ocupantes dentro. Además, el propio Kase.O y el arreglista Gonzalo Lasheras vertebran toda la música del trabajo.

Una vez lanzado El círculo, sus ecos se repiten y rebotan por sitios inverosímiles, desde periódicos serios y televisiones progres que apenas han prestado antes atención al rap en español, hasta legiones de críticos ocasionales que embadurnan con sus reseñas, más o menos elocuentes, sus perfiles en las redes sociales, en una especie de enajenación crítica colectiva. Por haber, ha habido hasta un conato de polémica con algún que otro rapero que ha querido aprovechar el tirón mediático, pero no tratamos de cotilleos en este medio.

En sus comienzos, a principios de la década de 1990, el joven Kase.O dejaba en pelotas con sus improvisaciones sobre el escenario a otros MC teóricamente más experimentados. Ahora, en 2016, es él quien se quita voluntariamente la ropa, porque no hay Dios que lo haya podido desnudar desde entonces.