Las habitaciones de hotel del Gótico equivalen a casi el 40% de las viviendas

Masala

El tópico según el cual es posible un equilibrio entre la industria turística y la vida vecinal en Ciutat Vella, siempre se ha sustentado en abstracciones. Generalmente, las cifras de negocio se justifican a sí mismas sin contraste con otros indicadores, como la grave repercusión sobre la cotidianidad y el espacio público del gran mamut de guayaberas, o la proporción soportable entre viviendas y alojamientos turísticos. La polución turística que soportamos difícilmente encuentra un reflejo en números; no porque sea difícil elaborar indicadores adecuados, sino por una clara voluntad de ocultar una parte relevante de la realidad.

Por ello, los datos que ofrecemos aquí son de elaboración prácticamente artesanal. Cuando iniciamos el trabajo quisimos averiguar qué hoteles han abierto desde que el Plan de Usos vigente congelara la concesión de licencias. Nos dirigimos al Distrito de Ciutat Vella, que nos derivó a Promoció Econòmica y éste, a su vez, al Gremio de Hoteleros que ‒aunque parezca increíble‒ «actualmente no dispone de ese dato». Pese a las dosis de silencio administrativo, hemos elaborado un censo hotel por hotel del Barrio Gótico, pudiendo asegurar que son todos los que están, aunque posiblemente falten algunos de los que son.

La relación vivienda habitual/habitaciones de hotel indica una situación cercana al colapso. Las viviendas existentes en el Gótico según el censo de 2001 son 8.823, mientras que las habitaciones de hotel ascienden hoy a 3.436. Sin contar los hoteles que todavía están por abrir entre 2012 y 2013, los apartamentos turísticos con o sin licencia, los youth hostel y otros híbridos, los alojamientos hoteleros equivalen al 38% del total del parque de viviendas del Gótico. La inmensa mayoría de estas habitaciones corresponden a establecimientos que abrieron sus puertas en el período 2000-2008, en el que este barrio pasó de 14 hoteles y hostales a superar la cincuentena, produciéndose de forma paralela un incremento salvaje de los precios de alquiler: un 240% en el caso de los locales comerciales y un 177% en la vivienda[1].

Base y catalizador del turismo, el mercado hotelero no repercute sólo en la revalorización inmobiliaria y comercial. Ocupando apenas el 4% de los edificios del barrio (alrededor de 60 sobre 1.564), la capacidad de concentrar más piezas en un mismo espacio, y el uso intensivo por oleadas diarias de turistas, multiplica de manera exponencial su impacto social, ecológico y humano. Nos ha sido imposible recabar la información por plazas de hotel[2], pero sólo si la media de ocupación hotelera por habitación se limitara a la media de Barcelona, un 73%[3], estaríamos ante 915.522 pernoctaciones cada año, que pueden ser desde individuales hasta familiares. No obstante, sabemos que el nivel de ocupación en Ciutat Vella es superior al del resto de Barcelona, y que, por tanto, las consecuencias sobre el terreno son aún más graves de las que puedan desprenderse de esta cifra.

Si lo pensamos en términos de saturación del espacio público, ruido, suciedad… estaríamos hablando de alrededor de un millón y medio de personas cada año ocupando el espacio vital que se supone corresponde a un censo de 17.257 residentes. Es la ciudad simulada, el parque temático, los SIMS que devoran habitantes materiales del barrio. Un minuto pensando detenidamente en esta cifra, puede acercarnos a entender la asfixia y el secuestro convivencial al que está sometido el día a día de los habitantes del Gótico.

 


[1] Los locales comerciales pasaron de una media de 5.46 euros/m2 en el 2000 a 18.59/m2 en el 2008. En el caso de la vivienda, en el mismo período se pasó de 6 euros/m2 a 16.63 euros/m2.

[2] Pocos dan una información exhaustiva, por lo que hemos debido limitar nuestro trabajo al número de habitaciones.

[3] Enquesta d’Ocupació Hotelera 2011, Ajuntament de Barcelona.

 

 

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